Comer cinco veces al día contribuye a disminuir el sobrepeso y la obesidad. Frente a la costumbre generalizada en nuestro país de hacer tres comidas (y a veces exclusivamente dos, puesto que se prescinde del fundamental desayuno), lo idóneo sería comer cinco veces al día, lo que tendría un efecto saciante que evitaría comer de forma sobreabundante, especialmente en la cena, un patrón de consumo que suele llevar a la obesidad.
Fraccionar las comidas nos permitiría controlar los ataques de hambre, los picoteos entre comidas y, además, mantendría nuestro metabolismo activo, puesto que no pasarán muchas horas entre una ingesta y la siguiente. Obviamente también deberá reducirse el tamaño de las raciones y es conveniente que bebamos en torno a ocho vasos diarios de líquido, preferiblemente agua.
Un buen desayuno, un tentempié ligero a media mañana, un almuerzo que incluya proteínas, vegetales, verduras e hidratos complejos (pan, pasta, arroz, patatas...), una merienda similar a la de media mañana y una cena más liviana y dos horas antes de ir a la cama, permitirá a nuestro organismo disponer de energía de forma equilibrada a lo largo de todo el día.
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