La cantidad de nutrientes que nos aportan en relación a los alimentos cocidos es muy significtiva. Consumir frutas, hortalizas y frutos secos crudos es muy beneficioso para nuestra salud y es una alternativa que es positivo escoger siempre que se pueda.
La composición de los alimentos crudos no se modifica por las altas temperaturas, por lo que conservan todas sus vitaminas, minerales y oligoelementos, así como las enzimas que facilitan la digestión. Las grasas que los forman no se transforman en las peligrosas trans, puesto que no sufren procesos de modificación.
Los alimentos crudos suelen ser ricos en potasio y bajos en sodio, lo que los convierte en perfectos en dietas depurativas, además, consumirlos en abundancia ayuda a evitar alimentos grasos o ricos en hidratos de carbono, lo que los hace idóneos cuando hay intención de adelgazar. Cuando no se cocinan los alimentos que consumimos son mucho más sabrosos, no necesitan de muchos añadidos para que nos gusten y se preparan con facilidad.
En cualquier caso, siempre es recomendable conocer el orígen de los productos que consumimos crudos, así como tener especial cuidado a la hora de comerlos en lo referido a su limpieza, puesto que, en muchas ocasiones, los productos químicos que se utilizan para su conservación pueden hacerlos más perjudiciales que beneficiosos.
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