Picar entre horas supone un importante desequlibrio para nuestra alimentación. Los alimentos que consumimos picoteando fuera de las comidas aconsejables suelen tener una elevada densidad energética y, sin embargo, son pobres en otros nutrientes fundamentales.
Estas ingestas entre horas favorecen el aumento de energía consumida y, con ello la obesidad, por lo que lo deseable sería organizarnos para comer cinco veces al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.
La mejor forma de evitar el picoteo entre horas, debido en la mayor parte de las ocasiones a la inactividad, es ocuparnos. El aburrimiento nos lleva a buscar algo que comer sin que en realidad sintamos apetito, por lo que tener alguna actividad suele ser una buena medida para evitar esos aperitivos cargados de energía y prácticamente vacíos de nutrientes.
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