Cada vez nos encontramos más a menudo con el término 'nutriente' en nuestro entorno, a pesar de lo cual muchas personas no saben lo que son estas vitales sustancias, que nos aportan la energía que necesitamos y que sirven para formar las estructuras para la construcción de los órganos, así como los elementos que intervienen en las múltiples reacciones químicas que se producen en nuestras células.
Desde el punto de vista de la Nutrición existen dos tipos de nutrientes: macronutrientes y micronutrientes. El cuerpo necesita grandes cantidades de macronutrientes: hidratos de carbono, grasas y proteínas, mientras que precisa de cantidades mucho menores de micronutrientes: vitaminas y minerales.
Todos los alimentos contienen micro y macronutrientes, aunque en diferentes proporciones, razón por la cual es imprescindible que nuestra dieta sea variada, de forma que consigamos el mayor aporte posible para que nuestro organismo no carezca de estas sustancias.
Este blog pretende ofrecer consejos que permitan mejorar la salud a través de la alimentación
lunes, 24 de enero de 2011
lunes, 17 de enero de 2011
Los inconvenientes del picoteo
Picar entre horas supone un importante desequlibrio para nuestra alimentación. Los alimentos que consumimos picoteando fuera de las comidas aconsejables suelen tener una elevada densidad energética y, sin embargo, son pobres en otros nutrientes fundamentales.
Estas ingestas entre horas favorecen el aumento de energía consumida y, con ello la obesidad, por lo que lo deseable sería organizarnos para comer cinco veces al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.
La mejor forma de evitar el picoteo entre horas, debido en la mayor parte de las ocasiones a la inactividad, es ocuparnos. El aburrimiento nos lleva a buscar algo que comer sin que en realidad sintamos apetito, por lo que tener alguna actividad suele ser una buena medida para evitar esos aperitivos cargados de energía y prácticamente vacíos de nutrientes.
Estas ingestas entre horas favorecen el aumento de energía consumida y, con ello la obesidad, por lo que lo deseable sería organizarnos para comer cinco veces al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.
La mejor forma de evitar el picoteo entre horas, debido en la mayor parte de las ocasiones a la inactividad, es ocuparnos. El aburrimiento nos lleva a buscar algo que comer sin que en realidad sintamos apetito, por lo que tener alguna actividad suele ser una buena medida para evitar esos aperitivos cargados de energía y prácticamente vacíos de nutrientes.
miércoles, 12 de enero de 2011
Andar no basta
Caminar no es suficiente ni siquiera para los mayores de 64 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elaborado unas recomendaciones mundiales sobre la actividad física para la salud con el fin de orientar sobre el tema en función de la edad. Fracciona la población en tres grupos: de 5 a 17 años, de 18 a 64 y más de 65.
Lo que más llamativo me ha parecido de este conjunto de consejos es lo referido a la tercera edad. Destaca que, en contra de lo que muchos piensan, es decir que los mayores de 65 con caminar un ratito al día tienen bastante, deberían dedicar 150 minutos semanales a actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien 75 minutos a alguna actividad vigorosa aeróbica. Para mayores beneficios, y en esta misma franja de edad, recomienda duplicar los valores mencionados. Los beneficios pasan por mejorar la actividad cardiorrespiratoria y muscular, la salud ósea o reducir el riesgo de depresión y deterioro cognitivo.
Por supuesto el resto de los grupos por edades amplían estos tiempos (puede consultarse el enlace de esta entrada), pero es significativo que, una vez más, dejemos de ver a los mayores de 65 años como incapaces de desarrollar una actividad física vigorosa.
Lo que más llamativo me ha parecido de este conjunto de consejos es lo referido a la tercera edad. Destaca que, en contra de lo que muchos piensan, es decir que los mayores de 65 con caminar un ratito al día tienen bastante, deberían dedicar 150 minutos semanales a actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien 75 minutos a alguna actividad vigorosa aeróbica. Para mayores beneficios, y en esta misma franja de edad, recomienda duplicar los valores mencionados. Los beneficios pasan por mejorar la actividad cardiorrespiratoria y muscular, la salud ósea o reducir el riesgo de depresión y deterioro cognitivo.
Por supuesto el resto de los grupos por edades amplían estos tiempos (puede consultarse el enlace de esta entrada), pero es significativo que, una vez más, dejemos de ver a los mayores de 65 años como incapaces de desarrollar una actividad física vigorosa.
jueves, 6 de enero de 2011
Comer mal, ¿yo?
El título no es mío, es de una información de la sección`Salud´ del diario El Mundo. La respuesta es la que dan el 90% de los norteamericanos a los que se les ha preguntado si consideran adecuada su dieta. Lo paradójico es que casi el 27% de ellos padece obesidad y la tendencia va en alza y que el 36% presenta sobrepeso.
Desconozco si una encuesta similar se ha hecho en España, pero aventuro que las respuestas y los porcentajes no serían muy distintos. Es más, teniendo en cuenta que los españoles consideramos que aquí se come mejor que en ninguna otra parte del mundo es probable que contestáramos extrañados si nos dijeran que nos alimentamos mal: comer mal, ¿yo?
Ahora bien, les invito a que hagan un pequeño ejercicio de observación. Dedíquense durante unos días, cuando vayan a hacer la compra en el supermercado, a mirar el contenido de sus carritos y el de las personas que les rodean y valoren luego si les parece que lo que escogen es adecuado y nutricionalmente equilibrado. Vamos, si les parecen sanos los alimentos por los que optan. Este simple experimento puedo hacernos repensar nuestra respuesta sobre cómo comemos e incluso escoger alternativas más saludables.
Desconozco si una encuesta similar se ha hecho en España, pero aventuro que las respuestas y los porcentajes no serían muy distintos. Es más, teniendo en cuenta que los españoles consideramos que aquí se come mejor que en ninguna otra parte del mundo es probable que contestáramos extrañados si nos dijeran que nos alimentamos mal: comer mal, ¿yo?
Ahora bien, les invito a que hagan un pequeño ejercicio de observación. Dedíquense durante unos días, cuando vayan a hacer la compra en el supermercado, a mirar el contenido de sus carritos y el de las personas que les rodean y valoren luego si les parece que lo que escogen es adecuado y nutricionalmente equilibrado. Vamos, si les parecen sanos los alimentos por los que optan. Este simple experimento puedo hacernos repensar nuestra respuesta sobre cómo comemos e incluso escoger alternativas más saludables.
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