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El arroz es rico en carbohidratos, principal fuente de energía de nuestra alimentación. Si lo escogemos blanco, es decir si optamos por consumirlo sin su cáscara (salvado), obtendremos esos carbohidratos pero apenas nada más, puesto que habremos desechado la fibra. Sin su cáscara el arroz también pierde gran parte de vitaminas y minerales, mientras que con ella se hace un alimento de lenta absorción, lo que aumenta la sensación de saciedad. Además contiene una importante cantidad de aminoácidos esenciales para el organismo.
Las Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) coloca al arroz en la base de la pirámide alimenticia, recomendando su consumo alterno con pasta, pan u otros cereales, siempre que sea posible integrales. En la actualidad existe en el mercado un amplia oferta de arroces integrales que merece la pena descubrir y consumir.