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Pero es que además científicos del Imperial College de Londres, en el Reino Unido han comprobado, mediante el uso de escáneres cerebrales, que las personas que no desayunan tienen, horas más tarde, más ganas de consumir alimentos ricos en grasas y calorías, al margen de que ayunar les hace comer más durante el almuerzo.
En definitiva se comprueba, una vez más, que dejar de comer para perder peso hace más atractivos los alimentos calóricos, que no deben desterrarse de la dieta diaria, sino moderar su ingesta. Desayunar calma el apetito, algo que sabíamos por la experiencia y que ahora confirmamos por medio de escáneres cerebrales